La diferencia entre el requerimiento de energía, determinado prácticamente en su totalidad por el gasto energético total, y la ingesta energética a través de la dieta se conoce como balance energético. Puede ser:
- Balance positivo: se ingiere más energía de la que se gasta. Una de sus principales consecuencias es el aumento de peso. Se toman más calorías de las que se queman y el exceso se almacena en depósitos de glucógeno y de grasa como reserva.
- Balance negativo: el balance negativo, o déficit calórico, hace perder peso pero puede llegar a ser muy peligroso en extremo o si va acompañado de déficit nutricional.
- Balance neutro: el consumo y el gasto son prácticamente iguales.
El organismo cuenta con mecanismos de regulación del flujo energético, y por tanto del balance energético. Estos mecanismos forman en su conjunto el proceso denominado como homeostasis energética, que incluye señales químicas y neuronales para regular los distintos procesos implicados en el gasto e ingesta de energía. Por ejemplo, señales del sistema nervioso central para generar sensación de saciedad y dejar de comer.
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