Las necesidades de energía de los individuos están en función del gasto energético y de los ajustes requeridos para atender a circunstancias tales como el crecimiento, el embarazo, la lactancia u otras. Dosis de energía mayores o menores que las necesarias están asociadas a determinados efectos perjudiciales. De allí que para una clase de individuos similares (en cuanto a edad, sexo, peso o actividad física) se utilice como descriptor de esas necesidades al promedio de las necesidades energéticas individuales.
Los principales determinantes del gasto de energía son la Tasa de Metabolismo Basal (TMB), la actividad física y el crecimiento.
La TMB es considerada el componente principal del gasto energético, la que se puede medir con exactitud en condiciones normalizadas, vale decir, en estado posabsortivo y de reposo absoluto del sujeto en un medio termoneutro. Así medida, la TMB resulta aproximadamente igual al gasto energético durante el sueño. A su vez, la TMB de cualquier individuo depende sobre todo del tamaño y la composición del cuerpo y la edad. Aunque las relaciones entre aquella y estos factores son complejas, a efectos prácticos se considera que el índice más útil de la TMB es el peso corporal.
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